A diferencia de muchos comentarios que leí en las reseñas, cuando acometí (? On the road yo no me esperaba encontrar un libro profundo sobre las vivencias de un trotamundos. La generación beat era otra cosa. Reviente y literatura, y un cierto desprecio no solo por lo mundano, sino por la gente que vivía en esa realidad cotidiana. Ese desprecio está presente en la novela, pero muchísimas veces dirigido a personas que los personajes idealizan como si fuesen unos pelotudos o tuviesen poderes mágicos por pertenecer a México, o a los pueblos originarios, o haber nacido con concha.

Por lo demás, tiene partes bellísimas y algunas muy graciosas. Se parece bastante a escuchar a uno de esos amigos que tiene uno que se fueron a Perú, se pasaron una semana tomando ayahuasca y no pueden hablar de otra cosa. No es distinto a muchos relatos de Huxley, o Bill Hicks, o incluso Herman Hesse en ese sentido, pero tiene la picardía misógina de Bukowski y Enrique Symmns, que juega a la indignidad pero se pone por encima de todos cual héroe trágico.

Es una buena novela y desconfío fuerte de toda persona a quien este libro la haya inspirado como piedra fundacional en su vida.